martes, 14 de julio de 2009

PEQUEÑOS GRANDES AMIGOS!!!

Estamos aproximándonos a dos fechas muy importantes: El Día del Amigo y el Día del Niño; por eso elegí ésta oportunidad para contarles la historia de dos amigos que vivían en el Barrio San Vicente, se llaman Julián y Matías.
Sus casas estaban separadas por el almacén de la cuadra, y después de las 18, cuando terminaban de hacer los deberes, se montaban en sus bicicletas, imaginando que eran los caballos de “Bonanza”. Julián era Adan, el cerebro de la familia, y Matías se imaginaba grandote y fortachón como Hoss, hijos de Ben Cartwright, quienes defendían su gran rancho en Nevada, llamado “La Ponderosa”.
Las aventuras se contaban por miles… “Diego de La Vega” era Julián, él era alto, de pelo negro y delgado, y Mati, no siendo muy favorecido en altura y un poquito regordote, se convertía en el Sargento García. Las espadas estaban hechas de maderas que se las proveía el carpintero del barrio, el traje de Matías, era un uniforme que había usado para un acto del 25 de Mayo y la capa de Julián era la cucha de su mascota a la que había llamado “Mendieta”, en honor al personaje creado por el “Negro Fontanarrosa”.
El fútbol, las escondidas, el huevo podrido eran juegos de moneda corriente que compartían con otros amigos del barrio, pero entre ellos había algo más que especial; estaban unidos tanto de pensamiento como en el corazón.
Por circunstancias de la vida Julián se mudó con su familia a otra provincia a la edad de 18 años. Desde aquel momento, comenzaron a escribirse, pero las cartas fueron cada vez menos frecuentes. A veces llegaban sólo para fechas especiales como cumpleaños, navidad….Hasta que el trabajo y la rutina se ocupó de ellos y los dejó sin tiempo para comunicarse.
Pasaron 20 años desde la última vez que se habían escrito y a Matías, ya siendo un hombre de 53 años, le descubrieron una enfermedad en su pulmón izquierdo, enfermedad que avanzó hasta dejarlo tendido en una cama.
En uno de esos días en los que Matías se sentía un poco mejor, decidió acomodar su garage y se encontró con la colección de “Condorito”, “El negrazón y chaveta”, su capa de zorro, un poco agujereada por las polillas, unas cuantas fotos viejas y entre una de ellas lo vió a Julián. En su garganta se anudó la nostalgia y la alegría, desprendiéndose de sus ojos lágrimas de bellos recuerdos.
Volvió a la cama, pues comenzó a sentirse débil, a su lado la caja que contenía lo mejor de su infancia. De pronto alguien irrumpe en la habitación, era su esposa que le anunciaba la llegada de su médico. El doctor no le dio un buen pronóstico de su salud, pero lo alentaba diciéndole que tenga esperanzas y que rece. Matías permanecía inmutable, hasta que en su respuesta le devolvió una sonrisa de comprensión y agradecimiento.
Pasaron dos días y su estado era cada vez más delicado, en un momento de su mejoría Matías le pidió a su esposa que averiguara a dónde vivía Julián, y le dio una caja para que le enviara junto con una carta.
Pasó una semana y a vuelta de correo, Julián respondió:
“¡Querido Amigo! Más que un amigo eres para mí un hermano, y nunca voy a tener palabras suficientes que puedan explicar lo agradecido que estoy por haber sido bendecido con tu amistad. Los tiempos difíciles supieron apretarme la garganta, sepultarme bajo los escombros; cada uno de los demonios que me perseguía sabía exactamente dónde hallarme. En un momento dado me encontré atrapado y sin salida, o tal vez una sola salida, la de los cobardes: pensé que tendría que morir para escapar de mis problemas. En ese mismo instante apareciste vos, vos y aquella balsa inmensa llamada amistad, cargada con los más bellos recuerdos que me recogieron de este mar frío, y se abrieron mis ojos para descubrir que vivir vale la pena! Que yo, en el centro de mi egoísmo quería destruir lo que vos estás luchando por conservar, la vida. Perdoname por encerrarme en mi indiferencia y en mi horror. Vos me volviste a la vida, porque pensé que estaba solo y apareciste en el momento indicado, porque estaba ciego y me guiaste hacia la salida. Ahora soy yo quien te desafía… Te desafío a hagas como “Don Fulgencio” ¿te acordás? El hombre que no tuvo infancia. Sí mi amigo, te desafío a que volvamos a aquellos años y revivamos!!! Espero una pronta respuesta, tu amigo y hermano Julián”.
Al leer esto, el corazón de Matías se infló de emoción, su sangre corría tan rápido que la alegría se le desprendía por los poros. Enseguida tomó una birome y comenzó a ejecutar su respuesta: Acepto el desafío! Y así pasaron los días y las cartas continuaban circulando entre ambos.
Cuando Julián estaba escribiendo una tercera carta, esta vez dirigida a la familia de su amigo puesto que las dos anteriores no tuvieron respuestas, tocaron el timbre de su casa. Y sí, era Matías acompañado de su mujer. Los amigos se reconocieron al instante y juntos se abrazaron entre risas y llantos.
Julián no podía creer lo que estaba viendo, le preguntó a Matías cómo estaba de salud, a lo que éste respondió: Eso no es lo que en realidad me preocupa, me preocupa seguir perdiendo el tiempo en la sala de espera de la muerte, cuando ella lo disponga yo no pondré resistencia. Ahora solo me ocupo del desafío que me propusiste y acá me tenés… Tomá, éste es tu trompo, a ver si podés tumbar el mío! Ambos rompieron en risas y disfrutaron de la compañía.
Matías, gracias a la ayuda de los médicos, pero sobre todo a su fuerza de espíritu, logró vencer a su enfermedad. Cuando se jubilaron, Julián volvió al barrio cerca de la casa de Matías y continuaron siendo... PEQUEÑOS GRANDES AMIGOS.


Jimena Oviedo.
Locutora Nacional
m.p. 8385

4 comentarios:

Silvia Güidone dijo...

¡Hola Jimena!
Has logrado emocionarme con tan bella historia.
Realmente amigos por y para siempre.
Me gustó y trajo recuerdos de los amigos de la niñez.
Cariños y mi mejor sonrisa.

Silvia Güidone dijo...

¡Hola Jime!
En mi blog hay un regalo que te in vito pases a recoger.
Es para que gente que me gusta y por eso estás entre los que elegí.
Te deseo lo mejor.
Que tengas un gran día.

Recomenzar dijo...

Vengo de lo de silvia y te leo me gustan tus textos te sigo

JASON dijo...

JIME PASE POR EL BLOG ( TE ESPERO POR EL MIO), MUY LINDA LA HISTORIA DE LA AMISTAD, VA MUY BUENO EL BLOG, ESPERO QUE ESTES BIEN, HACE MUCHO NO SE NADA DE VOS, NOS VEMOS.-